Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Chapter Capítulo 17



Capitulo 17 Sabrina dej6 vagar sus pensamientos mientras se dirigia a la parada
del autobus. Desafortunadamente, su falda y blusa blanca ahora estaban
manchadas con té. Las partes mojadas de su ropa se le pegaban
incomodamente al cuerpo. Lamentablemente, no tenia otra muda de ropa y se
quedo con estas mojadas. Su piel brillaba bajo las manchas himedas de tela.
Casi se podia ver su carne desnuda debajo de la ropa. Era una vista muy
seductora. Sabrina se dirigi6 lentamente a la parada del autobus. Su figura llamé
la atencion de muchos peatones mientras corrian por las calles. Sus cabezas
giraron y sus ojos se posaron en ella y no se apartaron. Las miradas hicieron
que la joven se sintiera increiblemente incémoda. Mantuvo los ojos en el suelo y
acelerd el paso. Sin embargo, eso no la estaba ayudando. Mientras su ropa
permaneciera mojada, atraerfa las miradas de las personas a su alrededor.
Sabrina estaba mortificada. ¢ Deberfa sacar algunas servilletas de su bolso y
cubrirse con ellas las manchas hiimedas de su blusa? La gente en el autobis
también iba a mirarla cuando subiera al autobus. Sabrina apreté su bolso con
fuerza contra su pecho ante ese pensamiento. Marché hacia una valla
publicitaria delante de ella. Estaba justo al lado de la pared. Si se paraba justo al
lado, alguien tendria que pasar junto a ella para poder verla. Luego, abrié su
bolso y buscé algunas servilletas. Levanté el dobladillo de su blusa y meti6 las
servilletas debajo de su blusa. En ese preciso momento, el Bentley negro de
Fernando paso junto a Sabrina. Fernando habia mirado por la ventana en ese
preciso momento. Sus ojos se posaron de lleno en Sabrina mientras ella
levantaba los dobladillos de su blusa y metia un montén de servilletas debajo de
su ropa. La vista habria tentado a cualquier hombre a pecar. La piel debajo de su
blusa habia brillado bajo el sol. Era tan hermoso como la nieve fresca. Como la
nieve, habia cierta, pureza en ella. La vista desperté un puro deseo humano por
la belleza. Ningtin hombre habria sido capaz de apartar la mirada de ella.
Fernando miré a Sabrina sin pestafiear a través de la ventana. Sus ojos eran
oscuros, inmaviles y sin ondulaciones. No podias discernir sus pensamientos de
ellos en absoluto. Lo nico que traicioné sus emociones fue la ligera arruga que
tenia entre sus cejas. Esa mujer… maldita sea esa mujer… realmente sabia
como captar la atencion de un hombre. ¢Era este uno de sus talentos? La
pésima opinion de Fernando sobre Sabrina no habia cambiado. Ninguna otra
mujer se habia atrevido a tenderle una trampa y tener sexo con él. El hecho de
que ella hubiera afirmado su completa inocencia después del hecho habia
empeorado las cosas. Eso hizo que su estdmago se revolviera con intenso
disgusto y repugnancia. Detestaba intensamente a Sabrina. Sin embargo… no
podia evitar los fragmentos de recuerdos que pasaban por su cabeza cada vez
que la vefa. Los recuerdos de lo que habia pasado en esa habitacién de hotel,
en esa cama, aparecian ante sus ojos. Algunos de esos recuerdos habian sido
extremadamente vividos. Lo enfurecieron. Sin embargo, no podia negar el hecho
de que se habia divertido mucho esa noche. No podia olvidar I

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o bien que se habia sentido. Entonces… recordaria que todo habia sido un
montaje. Ella lo habia drogado para que se acostara con él. Ese conocimiento
corrompi6 la experiencia que habia sentido esa noche. Estaba decidido a no
tener nada que ver con esa mujer. Fernando aparto la mirada y se llevo los
dedos a la frente. Se masajed suavemente la frente y trat6é de sacar todos los
pensamientos de Sabrina de su mente. El joven tomé su computadora portatil, la
encendié y comenzé a revisar sus informes. Sabrina no tenia ni idea de que el
coche de Fernando la habia rebasado. Estaba ocupada metiendo servilletas
debajo de las manchas mojadas de su blusa. Cuando terminé, siguié su camino
hacia la parada del autobis. Eran casi las dos de la tarde cuando finalmente
regreso a la oficina. Sabrina pensoé en la tremenda cantidad de trabajo que Carol
le habia dado. Iba a tener que trabajar hasta altas horas de la noche. Sin darse
un momento de descanso, regresé a su escritorio y se dedicé a su trabajo. Llegd
la tarde. Todos habian dejado el trabajo y salido de la oficina. Javier y Sabrina
eran las Unicas dos personas que quedaban. Eran los tnicos que seguian
trabajando. El resto de la oficina estaba vacio. Un intenso silencio llené todo el
ambiente. Estaba tan silencioso que se podia escuchar el sonido de las
puntadas que se quitaban y se volvian a coser mientras Sabrina trabajaba en los
disefios. Sabrina sigui6 trabajando durante largo tiempo. Finalmente, el hambre
se apodero6 de ella. Se dirigié al comedor para tomar un bocadillo rapido. Luego,
ella estaba de vuelta en la oficina, enterrandose de nuevo en su trabajo.


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