Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Chapter Capítulo 22



1 Bookmark This Website Sabrina volvié a su escritorio y apart6 la montafia
de borradores. Se lanz6 al trabajo y comenzé a corregirlos. Siguié
trabajando mientras las manecillas del reloj en la pared seguian
moviéndose constantemente.

Cuando levanté la vista de su trabajo y miré el reloj, ya eran las diez y
media.

Sus hijos deberian estar dormidos a esa hora.

El pensamiento de sus preciosos hijos hizo que el corazén de Sabrina se
encogiera dolorosamente. Ahora estaba trabajando y preveia muchas
noches en la oficina. Ya no iba a tener tanto tiempo para pasar con sus
hijos.

Por el lado positivo, ya habia terminado con estos borradores. Sabrina
orden6 la pila de papeles y los colocé en una pila ordenada sobre su
escritorio. Estaba lista para terminar el trabajo.

Fue entonces cuando Javier salié de su oficina con su maletin.

Atrap6 a Sabrina ordenando su escritorio y se dirigi6 hacia ella. “Sabrina,
vamonos. Te llevaré a casa“.

Sabrina miré el reloj y luego mir6 la ventana. Estaba oscuro afuera.
Finalmente, asintié y acept6 la oferta de Javier de llevarla a casa.
Conversaron casualmente mientras se dirigian al estacionamiento.

Javier conducia un Audi Q5 blanco. Subieron al auto. Javier le pidi6 a
Sabrina su direccién y luego encendié6 el auto. Pronto, estaban en camino
al departamento de Elena.

En cuestién de minutos, el automévil llegé al edificio de apartamentos de
Sabrina.

Sabrina se desabroché el cinturén de seguridad y agradecié a Javier por el viaje.
“Gracias, Javier, por llevarme a casa”. “De nada. Eres mi personal. Como tu jefe,
estoy a cargo de asegurarme de que regreses a casa sana y salva. ¢No estas
de acuerdo? Javier dijo mientras apoyaba una mano contra el volante.

“Bueno, buenas noches, Javier”. Sabrina le sonrié a Javier y sali6 del auto. Ella
se despidié del hombre.

“Buenas noches. jTe veo mafiana!” Javier asinti6 y luego observé como Sabrina
se alejaba y desaparecia en la noche.

Una mirada pensativa se asent6 gradualmente en su rostro.

El edificio de apartamentos se veia bastante deteriorado. Tal vez a su familia no
le estaba yendo muy bien.

El, por otro lado, lo estaba haciendo bastante bien por si mismo. Podria tener
una oportunidad si empezaba a perseguir a

Sabrina.

Javier reflexioné un momento sobre la idea. Luego, estaba golpeando con el pie
el acelerador, acelerando por la calle y regresando a casa.

Sabrina se dirigi6 al bloque de apartamentos con su bolso.

Rebusco en su bolso las llaves, las encontré y abri6 la puerta en silencio. No
queria despertar a sus hijos. La joven se quit6 los zapatos y se puso pantuflas
después de entrar al departamento.

Elena estaba sentada en la sala de estar. Se puso de pie cuando escuchd a
Sabrina. “¢ Tienes hambre, Sabrina? Hay sopa en la

nevera“.

Sabrina coloc6 su bolso en el suelo y susurré. “¢Estan los nifios dormidos?”
“Lo estan“, dijo Elena con una sonrisa. “Los meti“.

“Ire a echarles un vistazo®, dijo Sabrina antes de entrar de puntillas en la
habitacién de los nifios.

Su tia la sigui6, su voz un suave murmullo detras de ella. “¢ Te gustaria un poco
de sopa? Puedo calentarlo para ti.

“Si, por favor. Tengo un poco de hambre*, dijo Elena en voz baja. “Oh,
Elena, me extraje un poco mas de leche mientras estaba en el trabajo.
Tengo otras dos bolsas. Estan en mi bolso de mano. Puedes sacarlos y
guardarlos en la nevera. Calienta la leche y alimenta a los nifios mafiana*“.
“Claro*, dijo Elena antes de regresar a la sala de estar. Guardo la leche de
Sabrina y calenté un poco de sopa para su sobrina.

Sabrina se deslizé hacia la cama de la habitacién. Sus ojos se posaron en
sus dos preciosos bebés. En el dormitorio, sus dos hermosos hijos
dormian profundamente en su pequefia cuna. Las luces del pasillo se
derramaron en la habitacién. Un tenue brillo calido envolvié a los nifios
mientras dormian tranquilamente. Parecian angeles absolutos. El corazén
de Sabrina se derriti6 ante la vista que tenia delante.

No importaba lo dura que fuera la vida o lo duro que fuera el trabajo. Todo
lo que necesitaba era una sola mirada a sus hijos. Valian la pena las
dificultades que estaba sufriendo.

La joven alarg6 la mano y pas6 sus dedos por el cabello de Joaquin y
Carmen con delicadeza. Luego, se incliné y les dio un beso en las mejillas.
Su voz era un susurro amoroso. “Buenas noches, mis amores*. Se dio la
vuelta y salié silenciosamente de la habitacién.Books Chapters Are Daily
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Cuando Sabrina entr6 de nuevo en el comedor, Elena tenia preparado un
plato de sopa caliente para ella. Sabrina, tu sopa esta lista “Gracias*, dijo
Sabrina antes de dirigirse a la mesa del comedor.

“Antes de que se me olvide, aqui hay una tarjeta de identificacién. Deberias
tenerla. Elena dej6 el tazén de sopa y sacé una tarjeta de identificacion de
su bolsillo. Era la tarjeta de negocios de una abogada. Se lo entregé a
Elena. Se trata de la herencia de tu madre. Podemos hablar con esa
abogada, ella puede ayudarnos*.

Sabrina tomé la tarjeta con el nombre y la miré. Habia una foto impresa en
la tarjeta de presentacion. El abogado era una mujer joven. Sra. Salazar.
¢Es amiga tuya, Elena?

“No. Un amigo me dio esa tarjeta de identificacién. Me dijo que la Sra.
Salazar es una muy buena abogada. Creo que ella podra ayudamos.
Sabrina asintié. Ella aprovecharia cada oportunidad que tuviera en sus
manos.


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