Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Chapter Capítulo 26



[ Bookmark This Website Elena ya habia preparado el desayuno. Se
apresuré hacia Sabrina cuando vio a esta Ultima con los dos nifios en
brazos. “Sabrina, deberias lavarte y prepararte para el trabajo. Los vigilaré
por ti. Sabrina asinti6.

Se dirigi6 al bafio para cepillarse los dientes y lavarse. Salié pero no se
dirigié a la mesa del comedor para desayunar.

En cambio, se subi6 la blusa y comenzé a alimentar a los nifios. Joaquin y
Carmen ya tienen un afio. Ella habia estado considerando destetarlos de la
leche materna y darles leche de férmula en su lugar.

Ella estara ocupada con el trabajo ahora y probablemente tendra que
trabajar hasta tarde algunas veces. Iba a estar mas ocupada con las visitas
a la fabrica, revisando los patrones y asegurandose de que la fabrica
cumpliera con los plazos.

Tendria menos tiempo para su familia. No tendria un lugar para extraerse la
leche mientras corria y tendria que sufrir la terrible pesadez de sus senos
en ese momento. Seria mejor si comenzara pronto a destetar a los nifios de
la leche materna. Por supuesto, ella realmente no queria. Le gustaba
amamantar a sus hijos.

La leche materna era nutritiva. Joaquin y Carmen bebieron leche materna
desde que nacieron. Habian resultado sanos y nunca se habian enfermado.
Eso le habia ahorrado muchos problemas. Le preocupaba que su
inmunidad pudiera caer si dejaba de amamantarlos. Sabrina se encontré
ante un enigma.

Honestamente, tenia demasiado en su plato y demasiadas cosas con las
que lidiar. Supuso que tendria que destetarlos de la leche materna en algtin
momento. Ante ese pensamiento, Sabrina miré hacia abajo a sus dos
hermosos angeles que chupaban sus senos felizmente. Sus ojos se
suavizaron ante la vista.

Quince minutos después, Sabrina terminé de alimentar a los nifios.

Su teléfono vibré entonces. Ella lo agarré y vio un mensaje de texto. jEra de
Javier, su jefe!

Estaba en la parte de abajo de su bloque de apartamentos. El estaba esperando
a que ella fuera a trabajar juntos.

La joven mir6 estupefacta el texto. Parecia un poco aturdida. ¢ Por qué estaba
Javier abajo?

“¢ Qué pasa, Sabrina?” La preocupacion brillé en los ojos de Elena cuando vio a
Sabrina mirando su teléfono. “¢ Paso algo?”

“No, es nada“. Sabrina salié de su estupor y sacudié la cabeza.

“Bueno, ven aqui y desayuna. Tienes que ponerte a trabajar. No puedes llegar
tarde.

“Claro, Elena“. Sabrina se recompuso, volvié a guardar su teléfono en el bolsillo
y se dirigi6 a la mesa del comedor para desayunar.

Su compostura contradecia la confusion que la asolaba. ¢ Por qué su jefe la
recogeria personalmente y la llevaria al trabajo? Eso no parecia correcto. De
hecho, se sentia un poco inapropiado.

Los pensamientos de Sabrina vagaron mientras comia su desayuno. No podia
dejar de pensar en el hecho de que Javier la estaba esperando abajo. Mientras
tanto, Joaquin y Carmen jugaban con sus juguetes en la sala. Habian terminado
con su desayuno.

Después de un tiempo, Sabrina también terminé con la suya. La joven no quiso
dejar esperando a Javier, Abrazé a Joaquin ya Carmen, les dio un beso a ambos
y se dispuso a finalmente bajar.

Los nifios se echaron a llorar tan pronto como ella se fue. Podia oirlos en la
puerta, haciendo todo lo posible por salir del apartamento e ir tras ella. Escuché
sus fuertes gritos mientras se alejaba del apartamento. Su llanto le estaba
rompiendo el

corazén.

Ella no los dejaria atrés si no tuviera que hacerlo. Tenia que trabajar y ganarse la
vida. Sabrina respiré fiondo y se dirigid

hacia el ascensor.

Ella bajé. Ya no podia oir el llanto de sus hijos y se sinti6 un poco mejor.
Sabrina comenzo a caminar hacia la entrada del edificio.

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Joaquin empez6 a hablar de inmediato, balbuccando de una manera casi
ininteligible. “Mama… Elena… Elena…. jun abrazo!” Sin embargo, la tltima
declaracion sali6 fuerte y clara.

Sin embargo, el nifio parecia disgustado consigo mismo. Cémo deseaba
poder hablar con oraciones completas e inteligibles.

Queria decirle a su madre. “Mama te amo. jMama, dame un abrazo!”. Sin
embargo, todo lo que sali6é de su boca fueron

sonidos confusos.

Joaquin siguié balbuceando de forma ininteligible. Carmen se uni6 a él al
momento siguiente también. “Mama… Elena…”

Las adorables travesuras de sus hermosos hijos hicieron que Sabrina se
echara a reir. Se levanté de su cama, levant6 a sus dos bebés en sus
brazos y los llevé fuera del dormitorio a la sala de estar.


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