Nunca Mueren Los Deseos (Sabrina y Fernando)

Chapter Capítulo 39



Capitulo 39

“Bien. Entonces, Sra. Bracamonte… ya que no esta dispuesta a beber, ¢por qué
no bebe este vaso de jugo de frutas entonces? No puede decir que no a eso
ahora, ¢verdad?”

El Sr. Dominguez la miraba con una mirada espeluznante mientras le entregaba
el vaso de jugo de frutas a Sabrina mientras hacia ese

comentario. Sabrina no pudo rechazar un vaso de jugo de frutas. Javier tampoco
tuvo ningtn problema con eso.

Por lo tanto, chocaron los vasos y compartieron un brindis juntos. Sabrina
levant6 el vaso de jugo de frutas y golped los vasos con el Sr. Valdemar antes de
tragarse la bebida por completo.

Después de que el Sr. Valdemar se dio cuenta de que ella lo habia bebido, su
cara de aspecto grasiento instantaneamente esboz6 una sonrisa encantadora
mientras sus ojos brillaban de alegria. Era como si pudiera matar a Sabrina
como quisiera en el siguiente segundo. El seria capaz de hacer lo que quisiera
con ella.

Luego, Javier le susurré a Sabrina mientras volvia a llenar su vaso vacio con
jugo de frutas: “Puedes hablar sobre algunas cosas relacionadas con nuestra
empresa con el Sr. Valdemar y los demas ahora, Sabrina®“.

Sabrina asintio y se estaba preparando para empezar a hablar sobre el trabajo.
Sin embargo, no estaba segura de por qué exactamente se sentia mareada de
repente.

Se sentia como si hubiera caido en un campo de algodén mientras todo su
cuerpo se sentia pesado. Ademas, incluso su estémago se sentia un poco mal.
Sabrina se aferré a ella con su cabeza cada vez mas pesada. Estaba
extremadamente marcada y no tenia absolutamente ninguna fuerza para hablar
sobre la empresa con el grupo de hombres mayores. Sin embargo, pudo reunir
algo de fuerza para decirle a Javier: “Lo siento mucho, Sr. Hamilton, necesito ir
al bafio por un rato. Me siento un poco mal“.

“¢ Estas bien?” Javier pregunté mientras se giraba para mirarla.

Sabrina negé con la cabeza mientras su rostro se ponia ligeramente palido y
decia: “Estoy bien“.

“Esta bien, solo dirigete entonces*. Javier asintié y no noté nada raro en ella.
Sabrina se levanté frenéticamente después de eso. Sin embargo, debido a su
mareo, casi se resbala mientras se aferraba a una silla antes de salir lentamente
de la habitacion y dirigirse al bafio para aliviar su cabeza mareada.

Sin embargo, cada paso se sentia como si pesara mil kilogramos y era
extremadamente pesado para ella. Cada paso era extremadamente dificil de
mover para ella. Esto hizo que Sabrina se detuviera muy levemente cuando
caminaba antes de continuar su lento camino hacia el bafio.

Cuando estaba a medio camino del bafio, el Sr. Valdemar se excusé para usar el
bafio y sali6 de la habitacion. Se dio cuenta de que Sabrina acababa de llegar a
la mitad del camino al bafio. Inmediatamente esboz6 una sonrisa siniestra
cuando vio eso. Luego corrié hacia ella.

Sin embargo, justo cuando estaba a punto de alcanzar a Sabrina, Fernando salid
de otra habitacién. El hombre tenia una mirada sin emociones en su rostro
mientras sostenia un cigarrillo entre sus dedos. Parecia que de alguna manera
se habia topado con Sabrina cuando salié de su habitacion.

Sin embargo, parecia que a Sabrina no le quedaban fuerzas en el cuerpo, pero
su camino hacia adelante estaba blogqueado por una figura tan imponente.
Inmediatamente se acercé para abrazar a esa persona. Sin embargo, abrazé a
Fernando alin mas fuerte ya que su cuerpo se sentia extremadamente mal. La
expresion de Fernando se oscureci6 inmediatamente cuando ella lo abrazo tan
descaradamente.

Cuando Fernando estaba a punto de empujarla, el Sr. Valdemar finalmente la
alcanz6 y no parecié reconocer a Fernando. Todo lo que asumié fue que
Fernando era una especie de asqueroso y tenia la intencién de

aprovecharse de su presa. Le dio a Fernando una mirada amenazaBooks
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nte y dijo: “Disculpe, pero necesito que me la entregue*.

“¢ Usted la conoce?” Fernando mir6 al hombre obeso de mediana edad mientras
cuestionaba con una mirada muy seria.

“Por supuesto que si. Ella es mi mujer*. El Sr. Valdemar respondié con un tono
amenazador antes de exclamar: “Date prisa y devuélvemela“.

“¢ Tu mujer?” Fernando instintivamente mir6 a la mujer en sus brazos mientras
se preguntaba con cuéntos hombres habia coqueteado.

Sin embargo, antes de que pudiera hacer mas suposiciones, Sabrina murmuré a
través de su estado de vértigo. Su voz sonaba extremadamente débil, “Sr.
Valdemar, no puedo… seguir bebiendo…”

“No puedo beber… nunca mas”. Sabrina murmuré en un tono suave y
fragmentado.

Después de eso, Fernando pudo suponer lo que estaba sucediendo. ¢Qué
quiere decir con que ella es su mujer?

Este hombre de mediana edad no la habra emborrachado, ¢ verdad?


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